Breve historia de una bombilla

Hola amigos del saber, hoy voy a escribir sobre un hito tecnológico que por modesto no deja de ser muy importante para la historia de la humanidad: La Bombilla. La primera de la que se tiene constancia es de 1879 y fue inventada y patentada por Thomas A. Edison (fundador de General Electric). Aunque todavía tardaría en hacerse popular unos años, sobre todo porque la electricidad llegaba a muy pocos hogares en esos días.

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Las primeras bombillas utilizaban filamentos de carbono, rodeadas de cristal y en las que se creaba un nivel de vacío con un gas inerte para evitar que el elemento «luminoso» se quemase. Pero tenían un grave «fallo», podían durar mucho, muchísimo, para muestra un botón, la de abajo lleva encendida 113 años!! (Ver webcam pinchando en la imagen).

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Así pues, cuando las bombillas se hicieron famosas y populares a principios del siglo XX, se cambiaron los materiales (carbono por wolframio y tungsteno), para pasar en 1911 a 2.500 horas a 1.000 horas en 1924, y así se quedaron hasta nuestros días. Es el primer ejemplo histórico de «obsolescencia programada» del que se tiene constancia en un producto de alto consumo.

Pues bien, a partir de los inicios del siglo XXI se inició una campaña para eliminar del mapa la bombilla tradicional (de una eficiencia energética D o E en el mejor de los casos) por nuevas bombillas de bajo consumo, primero llevando el viejo conocido de la automoción, el halógeno, a las que parecían la solución: las bombillas compactas basadas en el fluorescente (CFL).

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Finalmente ni unas ni otras, las halógenas aunque más eficientes no mejoraban más de una escala o dos, y basado en mi experiencia propia, las fluorescentes, a pesar de ser mucho más eficientes y más duraderas (8.000 horas), tienen dos problemas: tardan en dar la luz óptima y al igual que los fluorescentes, el encendido y apagado acortan el ciclo de vida, ennegreciendo poco a poco las bases de los tubos, perdiendo iluminación y finalmente fundiéndose. Por no hablar de que incorporan material tóxico: el mercurio (no las tiréis a la basura, llevadlas a un punto verde).

El LED ha venido para quedarse

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Si amigos, las bombillas basadas en el «diodo emisor de luz» son la esperanza, no tardan en iluminarse, son duraderas (25.000 horas, mientras que ningún «iluminado» las limite) y lo más eficiente que hay, además los precios empiezan a ser también populares y no liberan gases nocivos. Si buscáis bien podéis encontrar bombillas LED a precio de compacta fluorescente, pero aún así ninguna llegará a los 113 años de la de arriba, eso seguro.

Imagenes y enlaces cortesía de Wikipedia y de la web de la bombilla centenaria de los bomberos de Livermore – USA. Bombillas CFL y LED de 123rf.com